Autores: Allan Pease y Barbara Pease.
Como resumen del capítulo catorce titulado “¿Cómo explica el cuerpo hacia dónde quiere ir
la cabeza?”, expone sobre las diferentes direcciones que toman el cuerpo y
la cabeza en una conversación. Dentro de un diálogo casual entre dos sujetos denotan
interés mutuo en el tema, su cuerpo está posicionado en dirección directa, pero
uno de ellos tiene los pies hacia la salida, demostrando la necesidad de irse
inmediatamente.
Sobre
los ángulos del cuerpo, la distancia entre una persona con otra en una conversación
habla del nivel de confianza o cercanía, en las posiciones abiertas se
considera que el ángulo hacia la orientación del cuerpo proporciona pistas no
verbales en las actitudes y relaciones.
Cuando
la persona se posiciona enfrente de otra en un diálogo puede ser apreciada como
agresión, lo recomendable es mantener una posición de cuarenta y cinco grados
hacia la otra persona, juntos formarían un ángulo de noventa grados formando un
triángulo, mostrando una conversación amistosa e invitación abierta a una
tercera persona.
Mientras
las posiciones cerradas reducen su ángulo a cero grados, ya que el interés
es directamente uno frente a otro donde se busca monopolizar la atención y
establecer una relación íntima. En un contexto hostil esto también puede surgir
cuando una persona desafía a otra.
El señalar estando sentado cuando cruzamos las piernas en dirección a otra
persona muestra interés o aceptación, si la persona corresponde el sentir hará lo
mismo de cruzar las piernas en dirección a la primera, en el desenlace de la conversación
empezarán a reflejar los movimientos y gestos inconscientemente.
Por
último, el señalar con los pies no solo muestra la dirección o hacia
donde vamos, sino que indica el interés hacia las personas, señalando a la
persona más atractiva o la más interesante.
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